Fratelli Rossetti está plagado de "pequeñas y grandes revoluciones": tradición y calidad van de la mano de una gran curiosidad y deseo de innovación. Desde la introducción de la borla hasta la invención del zapato que se lleva sin calcetines, desde las innovaciones estilísticas hasta el lanzamiento del estilo "masculino", pasando por la aplicación del color en variaciones cromáticas irrepetibles. Fue el propio Renzo Rossetti quien enseñó la importancia de la renovación de materiales, estilos y formas: ya en los años 1960, con un amigo curtidor, experimentó directamente sobre la piel combinando diferentes colores. Hoy la empresa continúa esta actividad de investigación y desarrollo gracias al saber hacer de sus maestros artesanos y al talento creativo de la oficina de estilo.

CUIDADO DEL CALZADO

Gracias a una fabricación de la más alta calidad, los zapatos Fratelli Rossetti están hechos para durar en el tiempo: como todo objeto precioso, deben tratarse con sumo cuidado. Sólo mediante un cuidado escrupuloso es posible mantener la suavidad, elasticidad y brillo del zapato durante mucho tiempo.

Aquí hay algunas precauciones simples:

Cuando el zapato no se usa se debe limpiar y conservar con la ayuda de las tejas de madera adecuadas.

Para un perfecto mantenimiento de la piel del zapato se aconseja aplicar - sobre el zapato seco y posiblemente lavado - una ligera capa de crema a base de cera, posteriormente pulida y cepillada.

Es recomendable no utilizar los mismos zapatos durante varios días consecutivos y utilizarlos siempre utilizando el calzador adecuado. Si tus zapatos tienen cordones, es recomendable desatarlos por completo antes de quitártelos.

Si tienes pensado no utilizar los zapatos durante un largo periodo, lo ideal sería aplicar una fina capa de betún y colocarlos en la bolsa de lona adecuada y, a su vez, en la caja de cartón.

Antes de cada limpieza, el zapato debe secarse lentamente (sudor/lluvia) lejos de fuentes de calor, utilizando siempre las tejas de madera adecuadas.

Para limpiar tu calzado basta con un paño húmedo.